1 pechuga de pollo
3 dientes de ajo
Unas ramas de perejil
Sal
Pimienta negra
100 ml de leche
2 o 3 huevos
Pan rallado
Aceite de oliva virgen extra

Ponemos en el mortero los dientes de ajo, la sal, el perejil y unos granos de pimienta negra y lo machacamos bien. En un cuenco o recipiente batimos los huevos, añadimos la leche y el majado. Cortamos el pollo en tiras o en trozos, como más os guste, y lo ponemos en la mezcla anterior. El pollo debe quedar totalmente cubierto. Tapamos y metemos en el frigorífico, al menos un par de horas. Pasado este tiempo, vamos sacando los trozos, rebozamos en el pan rallado y freímos en abundante aceite bien caliente hasta que estén dorados. Los sacamos y dejamos sobre papel de cocina absorbente.

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